viernes, 20 de junio de 2014

Amiga

Parece que se nos ha olvidado tener en cuenta dónde estamos y quienes somos. quiero decir, claro, uno no se despierta por la mañana y se pone a pensar en todo lo que es y lo que no, pero ¿por qué estamos donde estamos? Que digo yo, que tendrá que tener algún sentido estar aquí y ahora, rodeada de ciertas personas que, teniendo en cuenta lo largo y ancho que es el mundo, han ido a parar a la misma habitación que tú, sentadas alrededor de una mesa compartiendo una conversación, sonrisas, miradas... A eso es a lo que me refiero.
Muchas veces (y esta es una de esas) me he quedado pensando por qué me ha tocado vivir aquí, en este momento temporal, con estas personas y de esta manera. Qué hubiera sido de lo que soy, y de lo que somos, por supuesto, si hubiera nacido en una gran ciudad o quizás vivido en una casa al otro lado del pueblo. Las cosas serían completamente diferentes, lo más seguro, pues un mínimo cambio puede alterarlo todo. Puede que no fuera patológicamente como lo soy ahora (lo que es una pena, en realidad), no me gustarían las mismas cosas que me gustan, no conocería a la gente que conozco y como es natural no habría coincidido con vosotras de este modo. Es por esto que a veces pienso que esta todo previsto, que somos parte de un plan maestro y hemos sido estratégicamente colocados en el mapa de la mejor manera posible pues yo, al menos, no me arrepiento para nada y  es más, me siento totalmente afortunada y agradecida de las personas que me rodeo.
Para demostrar esto tengo una historia que lo ejemplifica bastante bien. O por lo menos, eso es lo que yo creo.
Siempre es lo mismo, una persona conoce a otra por medio de una persona común a las dos. Bien pues en este caso... fue exáctamente igual. Todo empezó como puede empezar una de tantas amistades ( o no, simplemente quedarse en el saludo formal): una chica conoce a otra porque una amiga suya se la presentó. Al principio, como es normal la falta de confianza hace que la relación sea un tanto fría pero con el tiempo y el trato se empezó a forjar una amistad que durará por mucho tiempo. Los meses, años pasaban y al igual que el tiempo, las personas alrededor de ellas también. Hubo discusiones, claro, pero ¿no nos los tiempos adversos los que fortalecen las relaciones? Por supuesto. Y hasta hoy, tras cuatro, quizá cinco años juntas (perdón si me equivoco, pero no es lo mío contar el tiempo), noches y noches de fiesta, copa tras copa, tardes hablando y miles de momentos de risas, siguen como al principio. 
Todo esto no podría haber sido posible si se hubieran dado otras circustacias, tanto por la parte de una, como de la otra. Es tan perfecto y simple al mismo tiempo que no puede ser fruto de una unión al azar.
Creo que no es mera casualidad que hayamos coincidido ¡qué grande es la tierra y me ha tocado "compratirla" contigo!, que es una conspiración de las estrellas, los astros o lo que quiera que maneje los hilos de caen sobre nosotros.
Y es una suerte que haya sido así,.

No hay comentarios:

Publicar un comentario