domingo, 25 de mayo de 2014

Me gustan las noches...

Me gustan las noches.
Me gusta escribir por la noche, con un cigarro en la mano, la luz tenue y una ventana abierta a las estrellas y a la oscuridad. Me gusta escribir sobre ti, tal vez porque es por la noche cuando más te echo d menos y más me recuerda todo a ti. Hay también muchas cosas que no me gustan, de hecho hay más cosas que no me gustan que sí que me gustan. Pero se que una cosa es segura: el modo aleatorio de mi lista de reproducción me gusta, me gusta que el reloj pase las doce de la noche y me gustas tú por encima de todas las cosas. No estoy segura cuándo me enamoré de ti, solo se que ahora que lo estoy todo es diferente. Soy consciente de lo difícil que me resulta decir todo esto a la cara. Me asusta la gente, supongo, y la impresión que causo a las personas. Por eso escribo todo lo que pienso, de la manera más sincera y espero de una manera ingenua tal ve, que algún día puedas saber todo esto.
No estoy segura a dónde quiero ir a parar, tan solo escribo a medida que siento las cosas
Puede que por la mañana sienta vergüenza de esto y me arrepienta de escribir estas líneas como si la noche produjera embriaguez a mi mente como si de alcohol se tratara. La noche, la música y tú.

viernes, 23 de mayo de 2014

Tengo miedo



Nunca fui consciente de lo que era tener miedo, nunca hasta ahora. Tango miedo de todo y de nada y eso, en cierto modo, me asusta.

Cada día me despierto con la misma pregunta y me voy a dormir sin poder responderla: ¿cómo puedes saber cuando alguien te quiere realmente? Confianza, muchos contestarán, pero yo tengo miedo. Tengo miedo de que las palabras que hacen que me sienta en las nubes enmascaren una verdad que, si algún día llego a conocer, rompa todo lo que soy desde dentro hacia afuera. De momento no puedo hacer más que creer y confiar. Confiar con miedo.

Fue no hace más de tres meses que el mundo me cambió por completo. No sabía que a mi alrededor había estado siempre la persona por la que daría cualquier cosa ahora —supongo que no prestamos suficiente atención a nuestro alrededor, pero eso es otra conversación—. Al principio, como todas las cosas, era perfecto: charlas a altas horas de la noche, confesiones y secretos, abrazos, ilusión... y «te quiero» en vano. No sabía como alguien que apenas me conocía me podía querer y, sobre todo, decírmelo con tanta facilidad (yo soy una de esas personas que no banalizan el significado de las palabras).

Creo que fueron los pequeños detalles del día a día los que hicieron que acabara cayendo a sus brazos y ahora, que no puedo pensar por una sola persona, es cuando más sola me siento.

Volviendo a cómo eran las cosas antes, cuando parecía que el tiempo no existía cuando estábamos juntos... fue de repente, cambiaron las cosas, no estoy segura cuándo, ni por qué, ni cómo...

Ahora solo se que la persona que hace un mes me despertaba con te quiero y me llamaba de madrugada hoy me hubiera acompañado a la parada del autobús, que anoche cuando estaba sola me hubiese dado un abrazo en vez de quedarse mirando la pantalla del móvil, que los te quiero ya no son tan frecuentes como antes, y ni si quiera se si son de verdad; se que soy yo la que ahora le quiere más que a nada y se que tengo miedo.